Los siguientes días fueron una delicia, las calles de Salvador de Bahía eran una preciosidad pintadas de alegres colores, la gente era simpatiquísima todo el día parados en la calle pues la verdad que trabajan poquísimo, los niños intentaban que les compraras algún collar, todos ellos hechos con pepitas de sandía, la mayoría viven en la miseria por lo que es prácticamente imposible negarte a comprarles algo para que puedan alimentar a sus familias, pase unos días maravillosos paseando, disfrutando de la temperatura y de…los cocos, todo el día bebiendo esos deliciosos cocos verdes, Nora decía que un día me iba a sentar mal de tanto beberlos, pero el clima es bastante seco e invita a hacerlo, no pude disfrutar mucho de su compañía por cuestión de trabajo pero la verdad que estuve muy bien.

El hotel era precioso, Nora me llevo a uno de cinco estrellas, ella siempre dice que a esos sitios o vas a un hotel de cinco estrellas o no sabes con que te puedes encontrar, la habitación era enorme con una cama de dos por dos individual, si, si individual, una para cada una, Nora me dijo que tenía amigos allí y que por nada del mundo iba a desperdiciar la oportunidad de pasarlo bien y que esperaba que yo siguiera su ejemplo, pero no pensaba hacerlo, mi mente seguía en otro sitio, aunque aquel lugar me ayudaba bastante a olvidarme del tema y ya no tenía pesadillas.
Hemos pasado tres encantadores días en Salvador pero toca hacer las maletas de nuevo, volamos destino Rio de Janeiro.

El vuelo a Rio pasa rápido ya que Nora y yo conversamos plácidamente, ella no deja de reírse de mí porque llevo una bolsa de mano llena de collares, tantos que podría montar un puesto ambulante, pero que podía hacer yo, me daban pena y a mi apenas si me suponía ningún gasto.

Aunque en Rio hace más calor es bastante más llevadero pues hace algo más de aire y se soporta mejor, la verdad que no es tan bonito como esperaba o quizás Salvador me sorprendió más de lo habitual, pero al primer sitio que me llevo Nora fue a las playas de Copacabana y sinceramente me parecieron de lo más normal, en seguida llegamos al hotel y nuevamente una enorme cama para cada una y aunque piense que es un desperdicio ella seguramente no lo vea igual con lo que prefiero guardar para mis adentros cualquier comentario que la haga saltar a por mí.
Nora no tiene que volver al trabajo hasta la mañana siguiente por lo que tenemos todo el día por delante, ella ya tiene la ruta turística preparada e intentar cambiar cualquier actividad es algo totalmente inútil.
Después de un par de horas visitando bellos lugares por fin Nora me da un respiro y nos sentamos en una terraza a descansar, nos hemos sentado en una mesa con vistas al mar, los sillones son individuales hechos de rafia con grandes brazos y mullidos cojines que hacen todavía más delicioso el descanso, hemos pedido dos cócteles, bueno la verdad que los pidió ella para asegurarse que llevasen algo más que hielo y zumo de piña.

¡No me lo puedo creer! ¿Qué hace semejante belleza tan lejos de su casa? Bueno, perdón, estas dos bellezas-dice un moreno que se acerca sonriendo hacia nosotras.
Pero…¿Y tú qué haces aquí? Estas impresionante, pero mira que guapísimo estas- comenta Nora totalmente fascinada sin poder quitarle los ojos de encima.
Tenía un par de semanas libres y decidí tomarme un respiro, llegue hace unos días, supongo que estas aquí por trabajo ¿Me equivoco?
No, no te equivocas- responde ella entre risas.

Orlando- dice de pronto mirándome a mí.

¿Perdón?

Mi nombre es Orlando, tienes una amiga bastante mal educada que todavía no nos ha presentado.

Alice- conteste a la vez que se escapaba de entre mis labios una pequeña sonrisita pues he de decir que el chico no estaba nada mal.
Tenía cierto aire andaluz, su piel estaba bastante bronceada por el sol y su pelo era negro azabache con pequeños rizos pegados al cuero cabelludo, sus ojos de un marrón casi negro y su cuerpo, que decir de su cuerpo, estaba claro que pasaba varias horas al día ejercitando esos músculos, era normal ver a Nora con esa cara de tonta.
Le invito a sentarse a lo que el acepto gustosamente y pasamos un par de horas bastante agradables charlando con él, luego nos propuso quedar para cenar a lo que Nora lógicamente contesto que sí, yo por mi parte intente escaquearme y dejarles a solas pues era obvio que mi amiga se moría por sus huesos, pero no me sirvió de nada pues Orlando se ofendió mucho y me vi obligada a aceptar su invitación.
La velada fue espectacular, nos llevo a un sitio precioso a la orilla del mar, de hecho tuvimos que descalzar nuestros pies para llegar a la mesa que nuestro anfitrión había reservado para nosotros, algo que ciertamente se agradecía bastante después de estar caminando casi todo el día.
El restaurante estaba por completo al aire libre, con pequeñas cortinas de hilo de un blanco impoluto cubriendo los laterales de hermosas columnas talladas en madera, las mesas y sillas eran de teca en un tono marrón oscuro, manteles de hilo blanco cubrían las mesas y la iluminación se basaba de enormes velas redondas y huecas colgadas por todos los rincones y otra exactamente igual pero de un tamaño más moderado en cada una de las mesas, la cena se compuso de cosas ligeras, una enorme ensalada con frutas típicas de allí y marisco sobre todo, no teníamos demasiado apetito y con la conversación tan agradable que manteníamos la verdad que comer era lo menos importante.
Durante todo el tiempo tenían música ambiental pero llegadas ciertas horas nos pusieron algo más movidito, pasamos horas bailando y riendo pero llego un momento en que ya no podía más y les pedí que me dejaran descansar un poco, estuve un rato observándoles pero después decidí dar un paseo por la playa, andar por la orilla del mar era relajante, tanto para mí mente como para mis pies, camine aproximadamente unos veinte minutos entre ida y vuelta y me senté en la playa a contemplar los dibujos que los reflejos de las luces de la ciudad dejaban en el agua, estaba totalmente perdida en mi imaginación cuando Nora me cogió por detrás.

¡Vamos! Ya has pasado demasiado tiempo sola.
Mi corazón latía a cien por hora,

¡Nora no de des esos sustos! ¿No ves que ando delicada del corazón? – dije entre risas
Lo siento, no era mi intención- dijo ella también riendo.

¿Estás delicada del corazón?-pregunta Orlando que llegaba en ese momento caminando tras de Nora.
No es por un hombre, si preguntas eso-responde Nora con un tono un tanto picaron.
¿Por qué entonces? Vuelve a preguntar él.

Nada, Nora solo dice tonterías, será mejor que nos marchemos ya, es tarde.
Si, cierto, además mañana trabajo todo el día y necesito descansar algo-comento mi amiga.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

About this blog

LA CAJA DE MIS SUEÑOS

Mi lista de blogs

  • GROSIR BAJU ANAK - Model : Kaos katun kecil Harga : Rp.7.500 Size : 1Tahun Bahan : Katun Gambar / Motif : Tergantung Stok Warna : Campur Min order : 3 pcs Cara Order / Peme...
    Hace 9 años
  • - Naturaleza caprichosa Se abrían paso en el bosque zarandeando las piernas y agitando los brazos en el aire al ritmo del canturreo de las aves. Alzaban junc...
    Hace 11 años
  • Integración en un cartel de cine - Ayer, me decidí, ha hacer una integración de una foto mía, en un cartel de cine, elegí el cartel de la película Flay Boys, una película que me encanto basa...
    Hace 13 años
  • Al final del tunel - Un túnel cerrado, un suelo falso que se deshace bajo tus pies, una sensación de penosa ingravidez que se apodera de tu corazón. Un paso adelante, otro paso...
    Hace 14 años